Margarita
Landi, el mutis de la rubia del descapotable
M.J.
Yoprei. Margarita Landi había nacido en 1918, lo que
la convirtió en testigo privilegiado de la historia del crimen
en España durante casi todo un siglo. Un siglo en el que el mundo
de la delincuencia ha cambiado de una forma radical. De la vieja pareja
de la guardia civil que recorría los caminos a pie en busca de
los que el franquismo calificaba de "facinerosos", los robagallinas
y los macabros crímenes de la más tópica "España
Negra", se pasó a los chorizos de barrio, a los yonkis como
víctimas-verdugos de la incipiente y cacareada "inseguridad
ciudadana", acabando en esta globalizada época de mafias internacionales
y narcotráficos.
Casi todo este camino
lo recorrió la "rubia del descapotable" sin separarse
de su legendaria pipa como reportera del mítico "El Caso".
Pertenecía a esa vieja guardia de los sucesos, con una privilegiada
relación con los servicios policiales y un sentido de la "gente
de orden" tan rancio como poco ajustado a los tiempos de cambio que
trajeron los años setenta y ochenta. Tan admirada como criticada,
Encarnación Margarita Isabel Verdugo Díez, se fue el viernes
6 de enero, dejando tras de sí una leyenda periodística,
decenas de libros y un pica en Flandes que nadie le puede arrebatar: hacer
valer su condición profesional en los tiempos en que una mujer
sólo podía aspirar al silencio, la obediencia, el altar
y la sala de partos.
Cartas
al Director
¿Se
puede ser un asesino a los cinco años? Hola, me han contado esta noticia esta mañana:
Un niño de cinco años de edad admite haber encendido
un fuego en una casa con la intención de matar a una niña
a la que "no quería". Al parecer, este mismo niño
ya había amenazado dos semanas antes con quemar la casa.
En el incendio fallecieron dos niñas de cinco y seis años
que dormían en la misma habitación. Otras cinco personas
tuvieron que ser trasportadas al hospital por intoxicación
debida al humo. Esto ocurrió
esta mañana (28 de enero) y la noticia salió en Le
Soir, un periódico belga.
En mi
opinión, es difícil de creer que un niño de
5 años pueda "elaborar" un plan destinado a asesinar
a otra persona. ¿Un niño de esa edad es consciente
de que si enciende un mechero contra una cortina puede quemar toda
una casa y matar a los que en ella se encuentran? Ya se que hay
precedentes, pero es muy difícil de creer. Antonio Aramburu,
Madrid.
Juanma.
A nosotros también nos parece tremebundo. Desde luego, un
niño de cinco años puede encender un fuego con la
intención "deliberada" de hacer daño, pero
no nos creemos que a esa edad tenga un concepto ni medio claro de
la muerte, ni de las consecuencias que puede tener su acto.
¿Qué
hay de los crímenes de estado?
Me parece alucinante que no habléis de la guerra de Irak en vuestra
revista. Allí se ha matado a más gente que en ningún
otro sitio. Begoña, Monforte.
Juanma. Algunos
lectores se quejan de que en Adegüello sólo se habla de crímenes
"civiles" y nos piden que comentemos y critiquemos las mucho
más espantosas fechorías de Sharon, Bush, ETA y similares.
Lo sentimos, pero el crimen político y/o de estado carece de arte
y de grandeza humana. Un asesino particular puede ser un canalla, pero
ante todo es una persona con una historia humana, distinta de las demás.
Es la historia lo que nos interesa. Ni siquiera comentamos todos los crímenes
"civiles", como dices, sino sólo aquellos que nos llaman
la atención por salirse de la vulgaridad.
Como buenos discípulos de De Quincy, nosotros no somos partidarios
del crimen en sí. Pero dado que los crímenes se cometen
nos guste o no, nos sentimos con derecho a comentar su calidad de ejecución
y sus particularidades peculiares. Y francamente, bombardear Hiroshima,
por poner un ejemplo, ni tiene calidad ni es consecuencia de ninguna motivación
personal que a nosotros nos pueda interesar ni remotamente. Tampoco presenta
aspectos "profesionales" de interés (ni hace falta coartada,
ni hay que deshacerse de los cadáveres, etc). Para comentar esas
cosas ya existen abundantes expertos.
Esther.
Si hablaramos de crímenes políticos en la revista, no tendríamos
tiempo de hablar de nada más. Necesitaríamos una revista
entera para ese tema. Ya sabemos que no hay ningún asesino en serie
que supere el número de víctimas de determinados dictadores
y que no hay ningún atracador que haya conseguido robar más
que determinados políticos corruptos,
pero nosotros nos dedicamos a escribir de otro tipo de delitos.