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El abuelo chota y el nieto desastre M.J. Yoprei. Falta de imaginación, vagancia y chivateo familiar. Cada una de ellas (o las tres juntas), son la única explicación posible a semejante chapuza. Un joven argentino de 21 años fue detenido, en enero, dos semanas después de que asesinase a un chaval de 15 años, que, al parecer se había liado con una de sus ex novias. Si el móvil resulta peregrino, todavía lo es más la explicación que dio la maestra de su barrio para explicar el comportamiento del presunto asesino: "Era un chico raro, casi no se daba con nadie, ni salía a la calle. Sufría de una parálisis parcial en la cara que le impedía hablar bien". Sin comentarios. Claro que, aparte de un chico raro, era un poco "descuidado". Porque sólo a alguien muy chapucero se le ocurre meter parte del cadáver debajo de su propia cama y el resto (brazos y piernas) en un tanque de agua en la terraza de su casa, que para más sarcasmo se situaba en la calle "El Gaucho al 1000". Si a todo este despropósito le añadimos que fue su propio abuelo el que avisó a la policía, tenemos un cuadro completo de una obra que no firmaría ni el ñapas más ñapas. Se busca bolsa grande para marido asesinado Esther. El abogado de Michelle Theer ha solicitado que no se utilice en el juicio, previsto para principios de marzo, la información obtenida por los investigadores del ordenador de su clienta. Michelle está acusada de matar a su marido, Marty Theer, un capitán del Ejército del Aire, en Fayetteville (Carolina del Norte) en 2000, y de planear el asesinato con su amante, el sargento John Diamond, que fue condenado a cadena perpetua en 2001 por un tribunal militar. Marty fue asesinado mientras esperaba en el coche a que bajara su mujer de recoger unos papeles en la oficina donde trabajaba como psicóloga. Parece ser que Michelle, antes de matar supuestamente a su marido, se dedicó a buscar en eBay (una empresa de compraventa de objetos a través de Internet) "bolsas para cuerpos", y se ha convertido en una de las pruebas de la acusación. La cosa podía haber sido peor con búsquedas del tipo: "deshacerse de cadáveres" o "venenos indetectables". Las "listas" de los criminales
Otros asesinos dejaron listas más explícitas. La de Ernest Walker decía: "1. Llamar a la agencia y pedir un recadero, 2. Esperarlo en la puerta de la calle, 3. Invitar al chico a pasar, 4. Llevarlo abajo, 5. Ofrecerle asiento, 6. Darle un golpe en la cabeza, 7. Meterle en la caja fuerte, 8. Dejarlo atado, 9. A las 10.30, tortura". Los británicos siempre han tenido fama de metódicos. "Psicosis" en Esplugues de Llobregat Mata a su madre y conserva el cadáver en casa quince meses Juanma. ¿Se acuerdan de la momia de la madre de Norman Bates en "Psicosis"? Pues algo parecido ha ocurrido en Esplugues de Llobregat (Barcelona), aunque sin crímenes posteriores. Enrique R.S., de 46 años, ha confesado en enero que mató a su madre, de 70, hace quince meses, de una cuchillada en la nuca, y conservó el cuerpo, cubierto de cal viva, en el piso que ambos compartían. Asegura que lo hizo como venganza por toda una vida de vejaciones y malos tratos, aunque el desencadenante del crimen fue una discusión a causa de unos 250.000 euros que la madre tenía ahorrados y se negaba a compartir con su hijo. La madre, una mujer "de carácter fuerte", regentaba un prostíbulo en Barcelona desde hacía más de 30 años. El matricida asegura que, cuando era pequeño, su madre le obligaba a prostituirse con sus clientes, lo que le causó un grave trauma. Por lo visto, a Enrique no se le ocurrió cómo deshacerse del cadáver y lo conservó en su piso. Mientras tanto, dijo a los vecinos que su madre estaba cuidando de una hermana enferma y, más adelante, que la había internado en un geriátrico. Precisamente, fue la hermana supuestamente enferma la que descubrió el pastel. Está claro que Enrique se toma las cosas con excesiva lentitud. Esperó a tener 46 años pare vengarse de las humillaciones sufridas en la infancia, y sabe Dios cuánto tiempo pensaba esperar para deshacerse del cuerpo del delito. La Viuda Negra metió siete patas Juanma. Dominique F., rapaz criatura que se creía muy lista, cometió todo tipo de errores al asesinar a su marido en compañía de su amante. El marido era Simon J., francés, judío y millonario, de 76 años. Por su parte, Dominique es una mujer de 45 años y físico espectacular, ex policía que fue expulsada del cuerpo por practicar al mismo tiempo la prostitución de lujo. Se buscó un marido millonario y, junto con su amante Jean Claude, de 57 años, planeó asesinarlo para quedarse con su fortuna, que ascendía a 30 millones de euros. El crimen se llevó a cabo en una carretera poco frecuentada de Valladolid (España), cuando el matrimonio iba en coche. Detrás, siguiéndolos, iba el amante en un todoterreno.
Parecía que todo había salido bien, pero las policías francesa y española no se quedaron del todo satisfechas. Tras unos meses de investigación, han detenido en febrero a la pareja de amantes, que, a pesar de la experiencia policial de Dominique, habían cometido errores a barullo. Vayan algunos ejemplos: -Dominique no supo justificar qué avería había sufrido el coche. -El atropello se cometió en una carretera de Valladolid que no tenían por qué usar, debido a que es paralela a un tramo de autovía mucho más cómodo. -El coche del asesino no dejó marcas de frenazos, pero sí de haber retrocedido para rematar a la víctima. -Dominique hizo incinerar al marido, que era judío, lo cual provocó las iras de la familia y, posiblemente, el inicio de las investigaciones, que dieron como primer fruto saber que la mujer tenía un amante. -Dicho amante vivía en un chalet de Santa Pola (Alicante), propiedad del asesinado, y seguía teniendo en Francia el coche con el que atropelló a la víctima. Además, se comprobó que el día del atropello se había alojado en un hotel de Zamora, a 60 kilómetros del lugar del crimen. -Para colmo, y esto sí que es grandioso, la autopsia reveló que el asesinado padecía una enfermedad incurable, que lo habría matado en menos de tres meses. La parejita se debe de estar arrancando los pelos. El dulce delator Juanma. La Guardia Civil detuvo el 29 de enero a Daniel M.M., de 28 años, que ha confesado ser el autor del crimen cometido el 29 de diciembre de 2003 en un chalé de Collado Mediano (Madrid), en el que murieron a tiros un constructor y su hija. En un principio, alegó que el motivo fue una deuda de 6.000 euros, que el constructor no le había pagado. También han sido detenidos el padre de Daniel, de 54 años, que es policía nacional desde hace 30 y prestaba servicio en el Congreso de los Diputados, y su tío Crisantos, de 60. Parece ser que ellos le consiguieron el arma, le llevaron al chalé y le proporcionaron una coartada. Ahora se ha sabido que la deuda no existía y que el sospechoso acudió a casa de la víctima para intentar hacerse con unos 72.000 euros que él sospechaba que el constructor tenía en su casa. La conversación fue subiendo de tono y Daniel acabó pegándole tres tiros al constructor. A continación, "tuvo que matar" también a la hija, que había presenciado el asesinato de su padre.
El sospechoso confeso alegó el cuento de la deuda, pero a la Guardia Civil no le cuadraba. A ese tipo de deudores no se los mata. Hay quien es partidario de presionarles un poco, sí, pero si los matas es seguro que no cobras. Ahora bien, si te da la mala idea de ir matando gente, lo que no se puede hacer es dejar pistas como la de los toledanos. O sea, que eres capaz de matar a los testigos, pero ni se te ocurre retirar cosas que tú has llevado y que pueden llevar hasta ti. Parece mentira que seas hijo de policía. Te mereces todo lo que te pase. Y tu padre, no digamos. Demasiado morro M.J. Yoprei. Salió mal, sencillamente, porque no se puede hacer peor. Jerónimo Vera no se va a llevar desde luego el premio al más espabilado del gremio mexicano de taxistas, un gremio, por cierto, bastante "espabiladillo". Primero tuvo una trifulca con el vigilante del aparcamiento de una tienda de México DF, sitio donde son tan frecuentes las peloteras, como escasas las garantías de que se salden sólo con unas bofetadas. En ésas estaban vigilante y taxista, cuando apareció el patrullero Villafuerte montado en su Harley Davidson. En un "pis-pas" se hizo cargo de la situación y le endilgó el marrón a Jerónimo, que fue conducido ante el juez que le cascó una multa de 400 pesos (unos 28,50 euros). La cosa no hubiese tenido ninguna repercusión si el taxista no hubiese resultado ser un rata de cuidado. Sólo a él se le ocurre pagar la multa con pesos falsos, cosa que no debió sentar nada bien al magistrado que decidió encerrarle en el acto. Y es que hay que tener un mínimo de profesionalidad a la hora de endosar billetes falsos, o por lo menos, elegir un poco mejor al "primo" de turno. |
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