|
En octubre, a raíz de las investigaciones, los agentes detuvieron en Pamplona a dos hombres de Guinea Conakry y uno de Senegal, como presuntos autores de delitos de estafa. Los tres se anunciaban como videntes en la prensa local. "Profesor G., vidente, médium internacional. Resultados en tres días. Soluciona cualquier problema de amor, salud, divorcio, negocios, problemas sexuales, mentales, mal de ojo...", decía uno de sus anuncios. La policía señala en un comunicado de prensa que "ninguno de los detenidos ostenta titulación académica, diploma acreditativo de la licitud de su actividad ni de conocimiento para la solución de los problemas que anuncian, por lo que se considera que los tres forman un grupo organizado dedicado a cometer estafas. Estafas que se cometen a personas de bajo nivel cultural, con alteraciones en su capacidad mental o que se encuentran en situaciones desesperadas, sin producirse denuncia de las víctimas por miedo a quedar en evidencia o por vergüenza". ¿Significará esto el fin de los cientos de miles de videntes y curanderos que se anuncian en España? o ¿sólo afectará a los africanos? y ¿qué pasará con las múltiples cadenas de televisión local que sólo se dedican a poner a videntes diciendo chorradas? Los timadores toman las calles de Lima Esther. La policía peruana ha detenido en Lima a más de un millar de timadores en los nueve primeros meses del año. Los delincuentes limeños siguen la corriente clásica: Intentarlo cientos de veces hasta que aparece un aprovechado, sin escrúpulos, al que engañar. Casi nadie denuncia que cuando intentaba comprar un teléfono móvil robado, le vendieron un ladrillo. Entre los timos desarrollados no podía faltar el clásico del tonto que tiene mucho dinero y no se entera. En Perú la modalidad más popular es la del analfabeto al que le ha tocado la lotería. El chico acaba de llegar a la capital y pide a un transeúnte que le lea una carta. En ella le informan que el billete de lotería que compró ha resultado premiado y el primo le ofrece dinero, joyas o aparatos electrónicos a cambio. Otro de los timos más populares consiste en adelantar a un cliente de un banco, que acaba de sacar dinero, y dejar caer un enorme fajo de billetes falsos al suelo. El primo recoge el dinero y se lo guarda. Entonces se le acerca un compinche y le dice que ha visto como se guardaba la pasta y que se la tienen que repartir. A continuación, el cebo hace como que se da cuenta de que ha perdido el fajo, se da la vuelta, y les pregunta si han visto los billetes. El compinche dice que no han visto nada y al final el primo acaba dándole, por su silencio, el dinero que lleva en la cartera, el reloj, su teléfono móvil o cualquier otro objeto de valor. |
www.adeguello.net
|
revista
bimensual de crítica de crímenes
|
número
6-noviembre 2004
|
próximo
número enero 2005
|
||
©
E.Cordeiro. 2003
|