Oro parece, plátano es...
Nueva estafa indetectable con cajeros automáticos
Certificados oficiales para delinquir



Oro parece, plátano es...


Esther. Más de cinco millones de euros dice la Guardia Civil que estafaron a numerosos telespectadores los propietarios de una productora de televisión, un matrimonio y sus dos hijos, con concursos absurdos. Se trataba de contestar a preguntas estúpidas, del tipo: "¿Cuál es la capital de Francia?", llamando a un número de teléfono de tarificación extra cara ( un euro por minuto) para conseguir un premio. Durante la hora y media, o dos horas, que duraban los programas, emitidos en varios canales locales de diferentes provincias, se recibían llamadas de telespectadores que nunca daban en el clavo: "Albacete", "Bogotá", "Melbourne",... Los espectadores que conocían la difícil respuesta se emocionaban y se liaban a llamar por teléfono. Les atendía un contestador automático que dejaba la llamada en espera (para entrar supuestamente en antena) durante media hora (el máximo permitido por la ley para este tipo de números de teléfono) después se cortaba la llamada y vuelta a empezar. Aunque era tan evidente que había gato encerrado que hasta nuestro abogado particular se percató, y así se lo comentó a un lector en julio de 2004 ( Los concursos de la tele ), la Guardia Civil no detuvo a los responsables hasta marzo, después de que la Organización de Consumidores recibiera múltiples denuncias de afectados. Según la Benemérita, la actividad fraudulenta se prolongó durante aproximadamente un año.





Nueva estafa indetectable con cajeros automáticos

Esther.
Como no tomen medidas los bancos, a las tarjetas de crédito tradicionales les queda poco. Hasta ahora había que evitar utilizarlas en establecimientos, que no fueran de total confianza y en los cajeros había que tapar la mano cuando se tecleaba el número secreto, para evitar que posibles microcámaras instaladas lo grabaran. Ahora ya, ni siquiera eso es suficiente. La última estafa que han puesto en práctica en España es tan sofisticada que el usuario no tiene escapatoria.
La policía detuvo en Manresa a dos hombres que habían desmontado supuestamente un cajero automático para introducir unos chips, que registran los datos de todas las tarjetas utilizadas y sus números secretos.
Duplican tarjetas gracias a los chips
La estafa se detectó por primera vez en Lleida. Una mujer descubrió que habían utilizado su tarjeta en cajeros de Madrid y, a su vez, un empleado, que revisó el lector de tarjetas porque no funcionaba del todo bien, descubrió que el lector original había sido sustituido. Al parecer, delincuentes del Este, reyes indiscutibles de la materia, roban lectores de tarjetas y las partes internas de los teclados de cajeros, haciendo pasar la desaparición por actos vandálicos. A estas piezas les colocan unos chips que se encargan de almacenar los datos de la tarjeta y el número secreto. Entonces, desmontan otro cajero y sustituyen las piezas originales por las que tienen los chips acoplados. Los cajeros siguen funcionando y, con posterioridad, vuelven a desmontarlos y se llevan los chips que les permiten duplicar las tarjetas y utilizarlas en cualquier cajero con el número secreto del primo al que dejan sin blanca
"La Siembra"
Mucho más arcaico y tradicional es el procedimiento de "la Siembra" que también está de moda en España últimamente. Un delincuente se sitúa cerca del primo que saca dinero de un cajero, lo suficientemente cerca como para ser capaz de ver el número secreto que marca. Su compinche tira entonces un billete al suelo y, en el momento en el que va a salir la tarjeta por la ranura, le dice a la víctima que se le ha caído un billete. Cuando el primo se agacha para recogerlo, se llevan su tarjeta y, a veces, le dejan otra en su lugar. También suelen ser de la Europa del Este. En marzo detuvieron en Madrid a dos moldavos y un rumano, especialistas en la materia.





Certificados oficiales para delinquir

Esther.
La policía ha detenido en abril a un grupo de ocho presuntos estafadores de Granada, Madrid y Toledo. Los detenidos habían puesto en marcha un sistema novedoso de estafa con la compra de coches e inmuebles. Según la policía, los detenidos robaban carnets de identidad y falsificaban autorizaciones para solicitar certificados de vida laboral y de la declaración de la renta, que presentaban junto con la fotocopia del carnet de la víctima. En estos documentos descubrían todo la información laboral y las propiedades de la víctima. A continuación, falsificaban supuestamente contratos de trabajo y nóminas, con información real, y solicitaban créditos para la compra de coches, que posteriormente revendían. A finales de 2004 empezaron también a solicitar créditos para la compra de viviendas, a nombre de los titulares de los carnets, que también revendían, según la policía. Uno de los detenidos era el administrador de una agencia inmobiliaria de Madrid que se encargaba supuestamente de contactar con los compradores, la mayoría inmigrantes, y de manipular los documentos para la solicitud de créditos hipotecarios.
Las investigaciones se iniciaron en octubre de 2004, cuando se detectó que un hombre solicitó certificados de vida laboral de multitud de trabajadores en las administraciones de la Seguridad Social de Madrid.
Se les acusa de estafa, falsificación de documentos y usurpación de estado civil.




 

 


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