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Las
mini ropitas provocan las violaciones
Lo que
debieran castrar es el deseo desmedido de algunas mujeres por andar con
ropas provocativas por las calles, exhibiéndose y haciendo que
los hombres se exciten. El que el hombre se excite no está mal,
lo que está mal es que nosotras las mujeres los excitemos con nuestros
atuendos tan provocadores, (yo uso faldas largas y no atraigo tantos apetitos,
nunca me han violado) Entonces se debiera castrar el deseo exhibicionista
de la mujer, poniendo en boga el uso de la falda larga y las camisas normales,
en vez de todas esas mini ropitas que casi que las empelotan en las calles.
Andrea Barrera.
Debe referirse a Delincuentes
españoles solicitan la castración química (Adegüello,
enero 2005)
Los
ladrones llevan chándal
Si hubiera que organizar una pasarela de tendencias relacionada con la
delincuencia, el chándal triunfaría sin dudas como la prenda
estrella. Los maleantes que cada mañana salen a la calle a vigilar
el ir y venir de sus víctimas potenciales escogen las prendas deportivas
para sus largas esperas. (...) La mochila es el complemento por excelencia.
En ella guardan los objetos de valor sustraídos -ya sean joyas,
cámaras de fotos o el dinero de las carteras- y también
las emplean para esconder las armas. (...) Cuando hay que engañar
a las víctimas, los maleantes se afanan más en cuidar su
apariencia. Si quieren que les abran la puerta de un edificio y que les
muestren donde viven procuran vestir de forma elegante... (SIGUE)
Juana Viudez (Málaga
Hoy, 18 de junio de 2006)
Hamburguesa
con papanatas
La redactora supermona
sonríe a la cámara para presentar lo último de la
cosa fashion: una hamburguesa que cuesta más de 80 euros, de buey
de Kobe, que bebe cerveza y le dan masajes. Supongo que la carne viaja
en avión para no estresarse mientras cruza el planeta, camino de
jugos gástricos de alto nivel. Ahora los que viajan en bodegas
inmundas de barcos oxidados hasta las tripas, son los seres humanos que
persiguen al fantasma del paraíso.
Un paraíso en el que los damnificados del huracán Katrina
se gastan la pasta de la ayuda humanitaria en videos porno, anillos de
brillantes, champán y operaciones de cambio de sexo. Un paraíso
en el que negociamos a bocinazos, usando a los muertos como coartada,
mientras las adolescentes se operan las tetas que aún no les han
acabado de crecer, los políticos se disfrazan de hooligans y los
ancianos se mueren solos, abandonados delante de un televisor que camufla
con su podredumbre el olor a cadáver en descomposición.
Pero tranquilos. Nuestros oráculos intelectuales están analizando
las tripas de la selección de fútbol, para saber en que
tipo de país vivimos y encontrar la respuesta preguntas fundamentales
para el futuro de la humanidad: ¿Xavi es catalán o centrocampista?
¿Luis es más madrileño por ser Aragonés? ¿Alonso
remata con el cogote porque es vasco? ¿Cuánto tiempo seguirá
Torres siendo un niño? ¿Puyol es multicultural o autosostenible?
¿Qué desayuna Acebes?.
Yo espero las soluciones y reflexiono mientras emerjo de la resaca. Al
final me quedo con lo que dijo Ginsberg hace ya 50 años:
He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la
locura,
hambrientas, histéricas, desnudas.
Santi Espina
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