Falsos empleados de banco piden el número secreto a los clientes
Desnudan a un arrepentido para que vuelva a delinquir
La maldad sale a la luz y el dinero desaparece


Falsos empleados de banco piden el número secreto


Con los datos duplican las tarjetas
Esther. Hay que tomar tantas precauciones con las tarjetas de crédito que casi es mejor no tenerlas. Lo último que se ha dado a conocer proviene una vez más de la tierra del ingenio delictivo. Primero recibes una llamada de una persona que se hace pasar por empleado de un banco y que, simplemente, te pregunta si has real¡zado una determinada compra por teléfono o internet con tu tarjeta de crédito. Te indignas porque no has comprado nada, y el supuesto empleado te da un teléfono del banco en el que podrás anular la operación. Entonces llamas a ese número, te saluda una grabación similar a la de tu banco y, a continuación, te atiende otro supuesto empleado que te pide los datos de tu tarjeta, con el número secreto incluido. Hasta ahora nadie había comprado nada con tu tarjeta, pero con la información que acabas de dar, los supuestos empleados duplican las tarjetas y sacan dinero de tu cuenta a través de los cajeros automáticos.
En febrero tres personas han sido acusadas en Argentina de pertenecer a una banda que estafó a más de 140 clientes del Citibank y el Banco Ciudad con este sistema. Hay un cuarto acusado al que han detenido en España.





Desnudan a un arrepentido para que vuelva a delinquir

Esther.
Un hombre que apareció desnudo en el Parque Nacional del Teide (Canarias, España) acabó confesando que le habían quitado la ropa un grupo de estafadores, con el que había colaborado, porque se negó a seguir participando en sus correrías. A raíz del encuentro, en enero la guardia civil detuvo en Santa Cruz de Tenerife a los tres integrantes del grupo, de 18 a 23 años, que se dedicaban supuestamente a falsificar nóminas y contratos de trabajo para realizar compras a plazos. Al parecer, utilizaban a yonkis e indigentes como cabezas de turco para hacer las transacciones y les pagaban con droga o pequeñas cantidades de dinero.




La maldad sale a la luz y el dinero desaparece

Esther.
Johana Oviedo Jiménez, de 32 años, estaba vendiendo chucherías en Managua (Nicaragua) cuando se le acercó Magdaleno Ponce Martínez, de 44 años, y le dijo que percibía que tenía malas vibraciones y que su marido la estaba engañando. Quedaron al día siguiente en casa de la mujer, que acabó rompiendo un huevo en un plato para que la maldad saliera a la luz. Apareció el mal y para que todo le fuera bien en la vida, Magdaleno le dijo supuestamente que metiera dinero y un anillo en un pañuelo que debía atar con siete nudos. Como era de esperar, cuando la mujer abrió el pañuelo al día siguiente se encontró con tres piedras y lo raro es que entonces se fue a un juzgado a denunciar al supuesto mago, al que ahora acusan de estafa
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