El Asesino de la Baraja
Muertes al azar

M.J. Yoprei. Tenía todos los puntos para convertirse en el best seller criminal del 2003 pero se quedó en un galimatías que alimentó de carnaza los programas televisivos más purulentos. El sábado 25 de enero de 2003 la portera de un edifico del barrio de Chamberí, de Madrid, se encontraba el cadáver de su compañero sentimental tirado en el suelo de su vivienda con un tiro en la nuca. Era el quinto homicidio que se producía en la capital en el recién estrenado año y el primero de una serie que traería de cabeza a la policía durante seis meses. Doce días después fue asesinado de un tiro en la cabeza un empleado del aeropuerto de Barajas, mientras esperaba un autobús en un barrio periférico. El asesino firma su crimen con un una carta: el as de copas. Horas después son abatidos a tiros otros dos individuos en un bar de copas de Alcalá de Henares. Una tercera persona resulta herida grave.

Comienza la caza del que desde aquel momento se conoce como "el Asesino de la Baraja". La guardia civil y la policía forman un equipo de investigación conjunto. Se distribuyen dos retratos robot y se rastrea la pista más fiable: el arma del crimen, una pistola Tokarev de fabricación soviética, algo inusual por estos lares. Mientras, se desata el culebrón policiaco al más puro estilo americano. El 18 de marzo, una pareja rumana es asesinada en un paraje escondido en Arganda del Rey. Allí la firma fueron dos naipes: el tres y el cuatro de copas. Un dos de copas había sido hallado el siete de marzo junto a un hombre ecuatoriano malherido en Tres Cantos, cuya novia salió ilesa ya que al agresor se le encasquilló la pistola.

En total, seis asesinatos y tres tentativas que tuvieron una sorprendente resolución el jueves 3 de julio, cuando un joven de 26 años, Alfredo Galán, se entrega en la comisaría de Puertollano afirmando ser el asesino del naipe. Cantó de plano y dijo que la Tokarev la había tirado en el vertedero, donde la buscaron durante tres meses sin que nunca apareciese. En principio dijo que tenía "terribles remordimientos", luego empezó a liarse con su propia confesión. La catarata de confesiones absurdas incluye joyas como que se entregó porque la policía había dejado de buscarle, que quería probar que matar era muy fácil y que había un segundo asesino y una trama neonazi detrás. Según la policía no mostró nervios ni arrepentimiento.

El perfil del presunto asesino parecía sacado de un guión de Hollywood. Huérfano de madre, abandona pronto su casa para alistarse en el ejército, cuyas filas abandona después de realizar varias misiones en Bosnia. Emulando a cualquier asesino en serie que se precie, guardaba recortes de periódico con las noticias del suceso y, según propia confesión, disfrutaba oyendo los comentarios que sobre el autor de los crímenes hacían sus vecinos o compañeros de trabajo. Las víctimas eran elegidas totalmente al azar.


 
 
Retratos robot del Asesino de la Baraja


La Delegación del Gobierno de Madrid difundió estos tres retratos robot del Asesino de la Baraja -realizados a través de las descripciones de los testigos- y activó un teléfono gratuito para recabar cualquier pista sobre los homicidios.

Los investigadores buscaban:

varón con rasgos caucásicos
1,80 metros de estatura
de 23 a 28 años
tez ligeramente morena
complexión delgada y atlética
pelo corto, moreno y revuelto
cejas gruesas
bigote y perilla
rostro ligeramente afilado

El detenido coincide con esta descripción en que tenía 26 años -en el momento de su detención-, mide 1,80 metros de estatura, es de complexión delgada, tiene el rostro afilado y a veces llevaba perilla.



¡Aznar, te toca, el cinco de copas!

Los crímenes del Asesino de la Baraja tuvieron tal repercusión social que el "¡Aznar, te toca, el cinco de copas!" se convirtió en consigna habitual de las numerosas manifestaciones -contra la guerra de Irak y la contaminación de la costa gallega- que se realizaron en 2003. Este tipo de lemas, aunque graciosos, no son del todo afortunados, porque recordemos que -como dice el maestro (Thomas de Quincey)- "el asesinato es una forma de actuar impropia y altamente inadecuada".


"BUENOS DÍAS, ARRODÍLLESE", PUM PUM El Asesino de la Baraja en la Audiencia Provincial de Madrid (adegüello, número 8, marzo 2005) Víctimas, datos biográficos, ¿asesino en serie o frenético?...
Más de un siglo de cárcel para el Asesino de la Baraja (adegüello, número 9 mayo 2005)



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