El atracador de diseño hace furor en Estados Unidos
Vende productos para auto eliminarse
Indemnización millonaria por llevar condones con harina
Ladrones de pelo femenino
Los retardados vienen con miles de dólares bajo el brazo
Niñas rusas contratan a asesinos para matar a parientes


El atracador de diseño hace furor en Estados Unidos

Juanma.
Mientras otros tipos de delito tradicional han ido decreciendo en la última década, en favor de los relacionados con la informática y la alta tecnología, un viejo favorito está experimentando un sorprendente revival en Estados Unidos: el atraco a bancos a la vieja usanza. Sólo que ahora los atracadores interpretan personajes, como los luchadores de catch. Si en España la estrella es El Solitario, allí es la hora del Bandido Paparazzi, de Panama Jack y del Bandido Harry Caray. Este último atraca bancos disfrazado de Harry Caray, un famoso comentarista deportivo americano. Imaginen al Atracador Butanito y se harán una idea. A Panama Jack lo llaman así por su sombrero panamá, y el Bandido Paparazzi, como era de esperar, hace fotos a los cajeros de los bancos que atraca.
El Bandido Payaso huye en bicicleta
No son los únicos. Otro bandido (apodado "¿Me oyes ahora?" por el FBI) ha robado 11 bancos de Seattle sin dejar de hablar en tono irritado por su teléfono móvil. Y no se pierdan al Bandido Payaso, que atracaba con disfraz completo, incluídas la peluca y la nariz rojas. Este último llevaba a tal extremo su identificación con el personaje que fue capturado mientras escapaba de un atraco en bicicleta y con el disfraz puesto, lo que llamó la atención de un policía fuera de servicio. Menos mal que no iba en monociclo. Y la tendencia no sólo afecta a delincuentes jóvenes: la Abuela Bandida, de 79 años, intentó atracar un banco de Chicago con una pistola de juguete y una gorra de visera donde ponía "Princesa". No le salió bien.
Lo de asignar nombres pintorescos es una táctica del FBI para generar interés en prensa y televisión, y facilitar así que el público identifique a los criminales buscados. Pero, como hemos visto, muchos de éstos se lo ponen fácil al Departamento de Apodos. La táctica da resultado, como demuestra el caso del Bandido Gruñón, así llamado porque los empleados de los bancos aseguraban que siempre estaba de muy mal humor. La publicidad que la prensa dio a su caso molestó al sensible atracador. Cuando la policía, que sospechaba de él, fue a detenerle, su indignación le hizo confesar en el acto: "Sí, yo robé ese banco, ¡pero no soy gruñón!".




Vende productos para auto eliminarse

Andrea.
Un joven de 23 años, de Wuppetal (Alemania), ha sido condenado en enero a tres años y nueve meses de cárcel por vender sustancias para la auto- eliminación. El condenado ofrecía sus servicios de "experto" en medicamentos para pasar al más allá en foros de Internet, en los que se presentaba con los seudónimos de "Bhudda" o "Paul de Vitt".
Gracias al éxito de sus productos, dos personas han muerto y siete han caído en estado coma, al ingerir el cóctel de medicamentos. El juez ha considerado que este "comerciante con la muerte" demostró especial crueldad, pues a pesar de conocer el resultado de la ingestión de sus productos en varios de sus clientes, no dejó de venderlos. El negocio estaba claro para el condenado, pues tanta polémica sobre la legalización o no de la eutanasia revela que hay demanda para este tipo de "productos". Aunque en Alemania no hay una legislación que prohíba expresamente la comercialización de medicamentos para el suicidio, este primer caso ha originado un debate sobre su necesidad.




Indemnización millonaria por llevar condones con harina

Dicen que eran contra el estrés
Esther. Tres preservativos llenos de harina en una maleta le han servido a la estudiante Janet Lee para conseguir 180.000 dólares USA. Eso sí, tuvo que estar tres semanas en la cárcel, mientras un laboratorio comprobaba que no se trataba de cocaína. Janet, de 21 años, se ha inventado un ingenioso sistema para conseguir una cuantiosa indemnización. Pero, seguramente, se lo ha inventado sin querer porque sus amigas dicen que utilizaban los preservativos con harina como pelotas antiestrés.
La detuvieron en el aeropuerto de Philadelphia (EE.UU.) en diciembre de 2003, cuando se dirigía a Los Angeles para pasar las vacaciones de Navidad con su familia. Explicó a los agentes que se trataba de harina, pero estos dijeron que un test inicial había revelado que era cocaína. Era un kilo, así que se enfrentaba a 20 años de cárcel y le impusieron una fianza de 500.000 dólares USA.
En enero de 2007 le concedieron la indemnización.





Ladrones de pelo femenino

Esther.
Una joven de 22 años y larga cabellera se topó con unos ladrones en un autobús de Río de Janeiro (Brasil) que la dejaron sin pelo, sin teléfono móvil y sin bolso. Se sentaron detrás de la chica y le cortaron la melena con unas tijeras. No se lo había cortado en cuatro años, era negro, liso y le llegaba a la cintura. Dicen que seguramente lo venderán para hacer extensiones.
Otro que robaba pelo es el australiano Rodney Lyle Petersen, de 30 años, aunque lo de éste parece más una cuestión fetichista que no económica. En marzo le condenaron a dos años y ocho meses de cárcel por robar los pelos que encontraba en los equipajes femeninos extraviados en el aeropuerto de Melbourne. Petersen trabajaba en Qantas y se dedicaba a registrar las maletas perdidas de mujeres, para llevarse los pelos humanos que encontraba en la ropa y los peines. Los guardaba en bolsas de plástico que etiquetaba con los detalles personales de la pasajera.





Los retardados vienen con miles de dólares bajo el brazo

Los niños tenían que andar encorvados
Andrea. Rosie Costello, una mujer de 46 años de Houston (Texas), ha admitido en febrero, durante el juicio que se lleva en su contra, que enseñó a sus dos hijos a fingir retardo mental para poder recibir más dinero de los servicios de asistencia social. La enseñanza empezó a mediados de la década de los ochenta cuando los niños tenían 4 y 8 años. Y, al parecer, sus retoños aprendieron bien la lección pues, gracias a su actuación, su madre pudo cobrar unos 280.000 dólares USA en ayudas sociales; la mayor parte de esta cifra procedía de la seguridad social, mientras que otros servicios estatales de asistencia pagaron 53.000 a la desdichada madre. La técnica, que Costello quizá ha pensado en patentar, consistía en tocarse mucho la cara, andar encorvado y mostrarse poco comunicativo en las reuniones con los funcionaros de los servicios sociales. Con el paso del tiempo, nada menos que cuando el hijo menor llegó a la veintena, el personal de los servicios sociales empezó a sospechar y, buscando información, encontraron un video de Pete Costello en el que intentaba librarse de una multa de tráfico en un tribunal de Vancouver sin mostrar ningún problema de comunicación. Ahora el aventajado aprendiz de actuación para fines prácticos arriesga una pena de seis meses a un año de cárcel y la obligación de devolver al estado 59.000 dólares. Por su parte, la madre ha hecho un trato con la fiscalía del cual se desconocen los detalles, pero se ha comprometido a devolver el dinero estafado. La policía todavía no ha podido encontrar a la otra hija, Marie.




Niñas rusas contratan a asesinos para matar a parientes

Esther.
La moda rusa de contratar asesinos a sueldo para deshacerse de alguien ha llegado a los adolescentes. Siguiendo tendencias, una quinceañera rebelde de Barnaul (Siberia), harta de que sus padres no la dejaran salir, contrató a tres compañeros de colegio por poco más de 400 euros para resolver el problema. Entraron en el domicilio familiar la tarde del 24 de enero y apuñalaron a la madre, que murió en el acto. El padre corrió mejor suerte porque ese día se quedó más tiempo de lo habitual en el trabajo.
En 2006, otra adolescente de Rostov del Don, Inna Smirnova, de 17 años, contrató a otro asesino para librarse de su padrastro, porque le robaba la atención de su madre.
Como no contratar asesinos en Moscú (Adegüello, septiembre 2004)
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