Vladimir Putin entra arrasando

Putin entra en el terreno de Fu Manchú

Juanma. Nuestros lectores saben perfectamente que en ADEGÜELLO no trabajamos el crimen político, pero el ínclito Putin se ha metido tan de lleno en el terreno hasta ahora reservado a Fu Manchú y sus pares que no resistimos la tentación de nominarlo, aun siendo conscientes del peligro que corremos. Toda clase de sofisticados envenenamientos radiactivos, serpientes ponzoñosas y trampas chinas nos amenazan, pero no nos harán callar. Se lo debemos a la difunta y heroica Anna Politkovskya, cuyo ignominioso asesinato desencadenó el culebrón (y ahora no estamos de broma).
Vale, siempre hemos sabido que los servicios secretos eliminan a toda clase de elementos molestos. Pueden matarlos a tiros como a Anna, o envenenarlos como a Litvinenko. Pero ¿de verdad era necesario utilizar polonio 210 para matar a éste? ¿No habría bastado con cianuro o con uno de esos misteriosísimos venenos que no dejan huella y que sin duda están al alcance de unos servicios secretos tan eficientes? ¿Era preciso ir dejando rastros de polonio por media Europa? ¿Qué ha pasado con el agente encargado del asesinato? ¿No está él mismo más contaminado que las fruterías de Chernobil? Porque parece que el tío viajó mucho con el polonio y fue contaminando todo lo que encontraba a su paso. Y además, el polonio radiactivo es caro y difícil de conseguir. ¿Cuántos asesinos conocemos que dispongan de polonio para sus actividades?
Todo el caso rezuma exhibicionismo y prepotencia. Si no mataron a Litvinenko de una manera normal es porque querían que el mundo entero supiera de dónde venía la orden. Tanta desfachatez es lo que nos ha movido a presentar nuestra nominación. Putin, no nos asustas, sabemos dónde vives. Un Premio Moriarty te pondrá en tu sitio (que por otra parte, es donde te gusta estar).

Más información sobre el caso:
Timeline: Former Russian spy case (BBC, en inglés)

Un análisis de orina apunta a que Litvinenko murió envenenado con polonio radiactivo. El ex espía ruso hizo responsable de su muerte al presidente Putin en una carta póstuma (El País)