Esther. Iba
a ser una fuga de película en la que pensaban sacar a más
de 200 presos de la cárcel Colina I de Santiago de Chile, pero al
final las indiscreciones telefónicas de una banda de narcotraficantes
pusieron a la policía sobre aviso.
La idea era huir por un túnel, un sistema muy antiguo y complicado,
como puede verse en "La Gran Evasión". Y ni siquiera podían
poner en práctica los métodos de despiste de la película
porque es muy probable que los carceleros también la hayan visto
más de una vez. Pero los reos chilenos encontraron la solución
ideal: en vez de excavar un túnel desde la cárcel a la calle
lo excavarían desde el exterior hacia la cárcel. Contrataron
a tres mineros que construyeron un túnel a siete metros de profundidad,
con tecnología que impedía que los vecinos oyeran ruidos y
modernos sistemas de iluminación y ventilación. Las excavaciones
partían de una casa cercana a la cárcel en la que simulaban
estar construyendo una piscina. Les detuvieron en marzo, cuando llevaban
85 metros de túnel y sólo les quedaban 40 para llegar a la
cárcel.
Al parecer, la operación se financiaba con el dinero de la banda
de narcotraficantes que tenía a tres reos en la cárcel y con
las ventas de cupones de fuga que comercializaban dentro de la prisión
estos tres narcos que cumplían condena.