Mala noche para atracar

Juanma. Dos hombres armados con machetes tuvieron la feliz idea de asaltar un bar de Sydney precisamente la noche en que el club local de motoristas (The Southern Cross Cruiser Club) celebraba su reunión anual. No les salió bien.
Los cacos se enfundaron sus pasamontañas, entraron en el local en febrero y ordenaron a los clientes que se tiraran al suelo y entregaran su dinero. Ni se habían dado cuenta de que en el salón contiguo había 50 moteros en plena reunión. "Evidentemente, los pasamontañas no les dejaban ver, porque si hubieran mirado al entrar, habrían visto que había 40 ó 50 de nosotros", declaró el presidente del club motorista.
El caso es que, mientras algunos clientes se echaban al suelo, otro entró en el salón diciendo "Están atracando el local". Al presidente del club le molestó mucho que lo interrumpieran a mitad de sus discursos. Los moteros salieron en tromba por otra puerta, fueron a la puerta principal y pillaron al uno de los ladrones cuando intentaba salir. "Lo derribamos, lo atamos de pies y manos y esperamos a que llegara la policía". El otro saltó por un balcón y escapó por un parque, pero fue detenido poco después. "Eligieron la peor noche", concluyó el presidente.




El cadáver respira

Esther. Intentó hacerse el muerto, pero era evidente que respiraba. Además, no llevaba un traje apropiado para ser el muerto de un funeral. Los vecinos avisaron en marzo a la policía que un hombre había forzado la puerta de una funeraria de Burjassot (Valencia, España). Cuando llegaron los agentes, se encontraron con un hombre de 23 años haciéndose el muerto en una mesa de la sala de velatorios.




Los dientes y el ADN no son del muerto

Se identificó el cadáver por el ADN

Esther. El cadáver carbonizado que apareció en febrero en el garaje de Ari Squire tenía su carnet de identidad, sus tarjetas de crédito y vestía su ropa, pero no era Ari Squire. Entre otras cosas, porque Ari tenía 39 años y el muerto, 20 y porque el muerto tenía los ojos azules y el pelo castaño, y Ari no y, sobre todo, porque tenía una dentadura y un ADN distintos.
Al parecer, Ari, un constructor de Missouri (EE.UU.), necesitaba un cadáver para fingir su muerte y cobrar un seguro de cinco millones de dólares USA a través de su esposa. Se citó en casa con el joven Justin Newman para ofrecerle un trabajo en su empresa, lo mató y le prendió fuego. Después se puso unas lentillas azules y se tiñó el pelo, para hacerse pasar por Justin, y se fue con el coche del joven a un motel donde se registró como si fuera él, según los investigadores.
La mujer, por su parte, fue también muy sagaz y, en vez de celebrar un funeral tradicional, dio una fiesta en un bar. Y, para rematarlo, mientras se suponía que el marido estaba muerto, éste enviaba e-mails a su esposa preguntando quién había ido a su entierro, etc.
La policía localizó el coche de Newman aparcado en el motel y cuando fueron a hablar con él, porque su madre había denunciado la desaparición, se encontraron con Ari que se pegó un tiró y se mató.




Ladrones se lesionan en accidentes laborales

Juanma. De un extremo del mundo al otro, delincuentes incompetentes sin la debida preparación sufren accidentes laborales que podrían evitarse.

El botín del atraco fue una bolsa de bollos

En Australia, por ejemplo, una pareja atracó un restaurante de Melbourne y consiguió como botín una bolsa de bollos de pan (creían que contenía dinero). De paso, al hombre se le disparó la pistola y le dio a su compañera en el mismísimo trasero. Los dos fueron detenidos. La mujer estuvo hospitalizada un mes, hasta que pudo sentarse en el banquillo. Han sido condenados a siete y ocho años, respectivamente (a ella le ha caído un año más). Se podría pensar que la sentencia es muy severa, dado que sólo lograron robar una bolsa de bollos, pero a nosotros nos parece adecuada. Esta gente es un peligro y hay que retirarla de la circulación.
Y mientras tanto, en Madrid, un ladrón queda clavado en una verja
En febrero, un hombre de 34 años, de nacionalidad argelina, robó una mochila a unos turistas franceses en el parque del Retiro de Madrid. No era la primera vez que lo hacía y ya tenía planeada la escapatoria, saltando la verja para salir a la calle. Pero esta vez calculó mal y quedó clavado en el remate de la verja, en forma de punta de lanza, que le atravesó la pierna. Según testigos del suceso, "los gritos se oían desde la Cibeles".
No fue fácil desclavarlo. La verja tiene tres metros de altura y hubo que colocarle unos arneses para sostenerlo. El personal del Samur (servicio de ambulancias) le dio analgésicos para el dolor y llamó a los bomberos, que serraron el barrote de la verja. El turista dueño de la mochila contemplaba asombrado la escena. Tendrá cosas que contar cuando vuelva a casa.
El ladrón, que cuenta con numerosos antecedentes y tenía dos órdenes de busca y captura, será a partir de ahora más fácil de atrapar, ya que no podrá seguir huyendo a la carrera.




Se hace pasar por pívot para abrir cuentas bancarias

Esther. Gracias a sus 2,05 metros de altura, al color de su piel (negro), a su acento extranjero y a la ropa deportiva de marca, E.G., de 32 años, se hacía pasar por jugador de baloncesto del Grupo Capitol de Valladolid para presuntamente estafar a entidades bancarias. El hombre solicitaba la apertura de una cuenta de ahorro, tarjetas de crédito y servicios de banca electrónica con documentación falsa. Tras retirar la tarjeta, se cree que hacía una transferencia bancaria fraudulenta o ingresaba una letra de cambio francesa falsa, y después retiraba el dinero en el cajero.
Se sospecha que el hombre ha conseguido estafar 50.000 euros con este sistema. Le detuvieron en enero en Valladolid acusado de estafa, falsedad documental e infracción a la ley de extranjería. Su excesiva altura además de permitirle abrir cuentas bancarias le convirtió en un individuo fácilmente identificable en Valladolid.




Identifican a reina de la belleza por sus mordiscos

Mordió al ex novio por unas joyas

Esther. Fueron las mordeduras las que identificaron en enero a Kumari Fulbright, una estudiante de Derecho ex reina de la belleza, de 25 años, como autora indiscutible de la agresión que sufrió en diciembre un ex novio de 24 años en Arizona (EE.UU.) Al parecer, la chica sólo quería que el joven le devolviera las joyas que se llevó y que habían sido un regalo de otro ex novio, Robert Ergonis, de 44, que también participó en la agresión, según los investigadores.
Se cree que Fulbright invitó al ex novio a su apartamento y, cuando se fue a duchar, aparecieron Robert Ergonis y su hermano Michael, de 46, que ataron a la víctima y lo amenazaron con una pistola si no devolvía las joyas. Según el agredido, tras salir de la ducha, la joven le pegó, lo amenazó con un cuchillo y le mordió.




Vende en eBay documentos históricos robados

Andrea. Un archivero de la biblioteca del estado de Nueva York fue detenido por vender en eBay cientos de documentos históricos robados en su lugar de trabajo. Entre los documentos más famosos que Daniel Lorello puso supuestamente a la venta se encuentra una carta de 1823 escrita por el entonces vicepresidente John C. Calhoun y copias de los almanaques de Davy Crockett, soldado que murió en la famosa batalla de El Alamo.

Davy Crockett

Las autoridades dicen haber encontrado unos 400 artículos robados en la residencia de Lorello, pero se desconoce con exactitud cuántos pudo llegar a vender en Internet. Sólo en 2007, se cree que puso a la venta entre 300 - 400 artículos en la Web de subastas, por los que consiguió precios de hasta 3.200 dólares.
A pesar de las pruebas, en el juicio que comenzó en enero Lorello se ha declarado "no culpable", pero sus perspectivas no son muy buenas porque al ser detenido firmó una declaración admitiendo los robos. Si bien Lorello llevaba tiempo dedicado supuestamente a usufructuar de los tesoros de la biblioteca, conocida por albergar un primer borrador original de la Declaración de Independencia escrita por Abraham Lincoln, al final fue descubierto gracias a un usuario de Internet aficionado a la historia que seguramente sabía que el origen de los documentos históricos a la venta no podía ser otro que el robo.