www.adeguello.net / revista bimensual de crítica de crímenes / número 7- enero 2005

Crítica de crímenes



Asesino confeso brasileño exonera a reos satánicos

Esther.
En diciembre de 2003 la policía detuvo a Francisco das Chagas Rodrigues de Brito, un mecánico de bicicletas de 39 años, acusado de haber matado y castrado al adolescente Jonathan Silva Vieria en San Luis (Maranhao, Brasil). Tres meses después, los investigadores encontraron tres esqueletos en un barranco a 20 metros de su casa y decidieron preguntarle por el hallazgo. El mecánico confesó entonces haber matado a 42 niños, de 4 a 15 años, en San Luis y Altamira (Pará, Brasil). El reo dio numerosos detalles sobre las víctimas y su modus operandi (algunos desconocidos para la prensa) y dijo que una voz en su cabeza le decía que debía matar. La mayoría de los cuerpos aparecieron castrados y mutilados.
Con su confesión, Rodrigues de Brito se convertiría en el mayor asesino en serie de Brasil y se colocaría en un lugar destacado dentro de la clasificación internacional. De momento, en diciembre de 2004, le han acusado formalmente de siete asesinatos y siguen investigando.


Otros condenados

El mecánico empezó atacando supuestamente a tres niños en Altamira, a los que dejó con vida, aunque castrados. Su primer crimen se remonta a 1989 y el intervalo máximo que transcurrió entre asesinatos fue de un año, según su confesión. También dijo que había vivido en Altamira entre 1977 y 1993, que entre 1991 y 1992 pasó varios meses en San Luis y que en 1994 se trasladó definitivamente a esta ciudad y sus desplazamientos coinciden exactamente con oleadas de crímenes en ambas poblaciones. Los agentes se dieron cuenta de que había un castrador- asesino suelto, pero detuvieron a otros sospechosos.
En principio, los supervivientes castrados reconocieron a otro hombre como su agresor, lo que le valió el sobrenombre de "El Monstruo de Altamira". Este señor ingresó en prisión y, tras su liberación, apareció muerto en extrañas circunstancias.
Después surgió la teoría de la secta que se entretenía con rituales satánicos. A finales de 2003 se celebraron diversos juicios en Altamira con seis acusados que formarían parte del supuesto grupo demoníaco. Cinco de ellos fueron condenados a penas que, en algunos casos, superaban los 50 años de cárcel. Entre los reos había dos médicos y un ex policía (al que también habían identificado dos de los supervivientes).
La principal acusada, líder de la secta argentino- brasileña, fue la única absuelta por falta de pruebas. Al parecer, la supuesta secta es un grupo pro marcianos que, en principio, no tiene nada que ver con la adoración al diablo.
Por otro lado, la policía de San Luis también se dedicó a detener a sospechos de sus crímenes y hay un hombre condenado a 19 años de cárcel por haber castrado y matado a dos niños (uno de ellos era el hijo de su novia).
La distancia entre Altamira y San Luis dificultó que se estableciera una conexión entre los muertos castrados.
A pesar de la confesión de Rodrigues de Brito, la mayoría de los familiares de las víctimas de Altamira se oponen a la liberación de los condenados y creen que de ser culpable el mecánico de bicicletas, sería un integrante más del supuesto grupo satánico. Sostienen que las mutilaciones revelaban una gran destreza y que tiene que haber un profesional detrás. (Parece que en el planeta existe la creencia generalizada de que los médicos están descuartizando cadáveres todo el rato, por lo que adquieren una gran pericia en la materia).

Veinte años para el mayor asesino en serie de Brasil (adegüello, enero 2007)

Grupos de satánicos asesinos
Si se confirma la versión de Rodrigues de Brito, la historia se convertiría en un nuevo caso de grupo satánico asesino que se convierte en un fiasco.
Según informó la BBC, en Gran Bretaña expertos criminalistas han criticado en diciembre a la policía por enviar a treinta agentes a un curso para identificar algo que en realidad no existe: los abusos satánicos rituales en niños. Seguramente tienen razón, porque la idea de que existen actualmente grupos de personas aparentemente normales que se dedican al satanismo asesino es más bien una fábula de terror, que por el hecho de estar muy extendida no se convierte en realidad.
El abogado encargado del curso contestó que, en su opinión, sí existían estos abusos porque víctimas que no se conocían habían descrito rituales similares. El problema del razonamiento es que que las alucinaciones del esquizofrénico paranoide son también muy similares, aunque los enfermos no se conozcan y vivan en diferentes países.
Hay trastornados aislados que, en un momento dado, matan a alguien siguiendo las pautas de lo que ellos creen es un rito demoníaco y hay muchas personas que se creen o dicen ser brujos y que pueden llegar a hacer cualquier cosa absurda. Pero, de momento, lo de la secta de satánicos que asesinan sistemáticamente todavía está por demostrar.
A finales de la década de los ochenta y principios de los noventa se registró una cierta obsesión en Gran Bretaña y Estados Unidos con la existencia de abusos rituales satánicos. Los casos británicos resultaron ser idioteces. Por poner un ejemplo, se acabó descubriendo que la grabación de una de las supuestas ceremonias ocultas era un vídeo porno. Los norteamericanos, por su parte, le pusieron más fantasía al asunto y sus casos llegaron mucho más lejos.


El padre endemoniado de Olympia (Washington)
Hasta la primera sentencia condenatoria de Estados Unidos contra un hombre que llegó a reconocer sus aberrantes rituales satánicos tiene toda la pinta de ser una gran farsa.
Paul Ingram era un padre de familia religioso y aparentemente normal hasta que sus hijas Ericka y Julie, de 22 y 18 años, respectivamente, fueron a un retiro espiritual en 1988. Allí, Karla Franko se ocupó de informar a las jóvenes sobre los abusos sexuales. Al regresar a casa, Ericka le dijo a su madre que había sufrido abusos sexuales por parte de su padre, durante años, sin que ella se enterara. Julie corroboró su versión, y las hermanas empezaron a entrar en detalles en la oficina del Sheriff. Primero hablaron de sus familiares y después empezaron a hablar sobre numerosos hombres que jugaban al póquer con su padre, y que después se emborrachaban y las violaban (a veces, varios a la vez).
Detuvieron a Paul que dijo que no recordaba nada parecido, pero que si sus hijas lo decían sería verdad, porque ellas no podían mentir en algo así. "Debo tener un lado oscuro que no conozco", añadió. Psiquiatras, curas exorcistas y policías se encargaron de refrescarle la memoria, y al final Paul llegó a confesar que era el mismísimo Asesino del Río Verde e incluso identificó a sus compañeros de rituales. El padre acabó reconociendo que el olvido había sido un mecanismo de su mente para negarse a sí mismo la realidad descrita por sus hijas, como le habían dicho los agentes.
Mientras tanto, las aberraciones narradas por las hermanas iban en aumento: violadas en más de 800 ceremonias satánicas, sacerdotes con cuernos de vikingo, sangre por todas partes, sacrificios, decenas de bebés muertos, pis, defecaciones, bestialismo, abortos provocados por su padre (que las obligaba a comerse los fetos en las ceremonias), decenas de asesinatos y enterramientos, heridas y cicatrices por todo el cuerpo que habían obligado a Ericka a pasarse media vida ingresada en un hospital,... Llegaron a incriminar a treinta agentes de la oficina del Sheriff en los ritos y también cambiaron su declaración en cuanto a su madre, a la que acabaron implicando como observadora.
La investigación criminal sobre el grupo satánico de Olympia costó cerca de un millón de dólares USA. Se llegaron a utilizar helicópteros con visión nocturna para intentar descubrir reuniones secretas de los adoradores de Belcebú, sin ningún resultado.
No aparecieron restos de bebés por ningún lado y no había ningún cadáver enterrado en los lugares señalados por las hermanas. Es más, ni siquiera se había registrado un número inusual de desapariciones. Ericka no se había pasado media vida en ningún hospital y ningún médico examinó a las jóvenes para corroborar que tenían cicatrices o que habían abortado en numerosas ocasiones, ni siquiera para comprobar que habían mantenido relaciones sexuales con alguien.
Tampoco se tuvo en cuenta que la veracidad de las hermanas ya había quedado en entredicho cuando en 1983 y en 1985 acusaron a un consejero de su iglesia y a un vecino por delitos similares, y las denuncias se archivaron por falta de pruebas. Y el hecho de que todas las descripciones de un mismo hecho de las hermanas y el padre fueran completamente distintas, tampoco importó.

Locura colectiva
El Doctor Richard Ofshe, un experto en sectas de la universidad de Berkeley, dijo que Paul era muy sugestionable y que deseaba complacer a la autoridad. Ofshe sospechaba que se trataba de un caso de locura colectiva y en su informe concluyó que no habían existido abusos sexuales. En una de sus entrevistas con Paul le comentó que sus hijas habían dicho que también las había violado uno de sus hermanos delante de él. Paul contestó que no recordaba ese incidente, y el Doctor Ofshe le dijo que lo meditara en su celda (como había sucedido con las otras confesiones). Al día siguiente, Paul volvió contándole los detalles de las violaciones de su hijo, cuando realmente las chicas habían negado tajantemente que esto hubiera sucedido.
Finalmente, Paul se declaró culpable en 1989 de seis cargos de violación en tercer grado y accedió a que no se celebrara un juicio para evitar que sus niñas pasaran por el mal trago de testificar ante un tribunal. Mientras esperaba la sentencia, Paul llegó a la conclusión de que nunca había abusado de sus hijas y así se lo comunicó a los jueces, que le condenaron en abril de 1990 a veinte años de cárcel.
El escritor Lawrence Wright publicó "Remembering Satan" (Recordando a Satán), un libro sobre las inconsistencias del caso.
Según los partidarios de Paul, Karla Franko (la responsable de la charla que desató el culebrón) está convencida de que es profeta y en el retiro espiritual le dijo a Ericka que estaba segura de que ella era una víctima de abusos sexuales porque se lo había dicho el Espíritu Santo.
Ericka recorrió durante años casi todos los programas casposos de las televisiones norteamericanas contando sus desdichas.
El sheriff del condado de Thurston (Washington) sigue encantado con ser el primero que ha conducido una investigación criminal anti satánicos que culmina con una condena.
Paul consiguió salir en libertad en abril de 2003.





Asesino en serie de los setenta pierde la condicional


Esther. Coral Eugene Watts, "The Sunday Morning Slasher" (El Apuñalador del Domingo por la Mañana), ha sido condenado en diciembre a cadena perpetua, sin posibilidad de alcanzar la libertad condicional, por un delito de asesinato en primer grado cometido en 1979 en Detroit (Michigan, EEUU). La víctima era Helen Dutcher, una mujer de 37 años que apareció tirada en la calle con doce puñaladas en la cara, el cuello y el pecho. El Fiscal General de Michigan señaló que Watts "no volverá nunca a ver la luz del día como un hombre libre", y el juez Richard Kuhn ha lamentado no haber podido condenarle a pena de muerte porque no está en vigor en el estado.
De todas formas, con la condena se acaba la carrera contra reloj emprendida por los fiscales de Texas y Michigan para evitar que Watts se convirtiera en el primer asesino en serie norteamericano que, tras cumplir condena, consigue salir en libertad.


Detención y acuerdo judicial
En 1982 Watts asaltó a Lori Lister, de 21 años, la estranguló hasta dejarla inconsciente y entró en el apartamento que la chica compartía con Melinda Aguilar, de 18 años, en el campus de Houston (Texas). Amenazó a Melinda con un cuchillo, la dejó inconsciente, maniató a ambas chicas y empezó a llenar la bañera de agua, entre saltos de alegría y aplausos. Melinda, que había fingido estar inconsciente, se soltó las ataduras y se tiró por la ventana de un segundo piso. Los vecinos llamaron a la policía que detuvo a Watts cuando intentaba huir. Había empezado a ahogar a Lori Lister.


Watts llamó por primera vez la atención de la policía en 1974, como sospechoso del asesinato de Gloria Steele, que apareció con 33 puñaladas cerca de la universidad de Michigan. Más tarde fue también el principal sospechoso de la muerte de Jeanne Clyne en 1979 y de las muertes de tres chicas en abril, julio y septiembre de 1980, que le valieron el sobrenombre de "The Sunday Morning Slasher". La policía de Michigan le puso entonces vigilancia 24 horas, y el asesino decidió irse a vivir a Houston, donde empezaron a aparecer jóvenes asesinadas al poco de llegar.
Cuando le detuvieron en 1982, los investigadores sospechaban que Watts había matado a entre 26 y 80 mujeres, pero carecían de pruebas de cargo para sostener la acusación. Entonces, llegaron a un acuerdo judicial con el detenido que consistía en confesar que había asesinado a 13 mujeres en Texas y Michigan, a cambio de inmunidad en cuanto a las muertes y de que sólo se le condenara por robo. De esta forma los agentes resolvían una decena de crímenes y localizaban los cuerpos de algunas de las víctimas que figuraban como desaparecidas.

Le condenaron a 60 años de cárcel por un delito de robo con una agravante, porque el juez consideró que el agua hirviendo en la que pensaba ahogar a su víctima era una arma mortal. Los fiscales creyeron en principio que la condena sería suficiente para que Watts no saliera más de la cárcel, pero el Tribunal de Apelaciones de Texas lo clasificó como un delincuente no violento (al que se le podían aplicar los beneficios penitenciarios) porque cuando se estableció el acuerdo, no se le informó de que podía aplicársele una agravante. Por buen comportamiento y por su recalificación, estaba previsto que quedara en libertad en 2006.
Ante esta situación, en enero de 2004, los fiscales hicieron un llamamiento en los medios de comunicación para encontrar a testigos de alguno de los crímenes de Watts que no figuraban entre los 13 confesos del acuerdo. Enseguida apareció Joseph Foy, el hombre que en 1979 se encontró con el cadáver de Helen Dutcher y que antes de avisar a la policía vio fugazmente la cara de asesino, según su versión.


Datos biográficos
Coral Eugene Watts es uno de los pocos asesinos en serie negros de la historia. Nació el 7 de noviembre de 1953 el Killeen, Texas. Cuando tenía ocho años tuvo meningitis, y el médico que le atendió dijo que las fiebres padecidas podían haberle provocado un pequeño daño cerebral. A raíz de la enfermedad, Watts empezó a tener pesadillas y problemas de sueño.
Cuando tenía 15 años atacó a una mujer. Ésta le denunció, y el asesino se sometió a tratamiento psiquiátrico. Decía que soñaba que le atacaban mujeres endemoniadas y que cuando conseguía matarlas (en sus pesadillas) se sentía mejor.
Trabajó como mecánico de autobuses y en una compañía petrolera. Tuvo un hijo con una novia y estuvo seis meses casado con otra mujer. Su ex esposa corroboró que el asesino tenía múltiples pesadillas y le describió como un hombre un tanto excéntrico que cortaba plantas y que desaparecía durante cuatro o cinco horas cada vez que acababan de mantener relaciones sexuales.
Watts solía dar vueltas por la ciudad en coche buscando a su próxima presa. Atacaba sólo a las mujeres que según él "tenían al demonio en sus ojos". No las agredía sexualmente. Empleaba múltiples sistemas para acabar con sus víctimas: las ahogaba, estrangulaba, apuñalaba, asfixiaba o ahorcaba. Cuando firmó el acuerdo con la fiscalía dijo que no pensaba confesar todos sus crímenes porque no quería pasar a la historia como un asesino múltiple.





Secta secreta al descubierto en Chile

Andrea. Una secta religiosa chilena de emigrantes alemanes ha abierto por fin sus puertas a la prensa en noviembre. Sus miembros vivían dentro de una finca de gran extensión, aislados de todo contacto con sus vecinos. El líder, Paul Schaeffer, un enfermero que trabajó para el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, abandonó su país a principios de los sesenta, huyendo de acusaciones de abusos sexuales contra menores, y decidió fundar una secta en el sur de Chile a la que bautizó como Colonia Dignidad (ahora conocida como Villa Baviera).
La secta practicaba una especie de religión inventada por Schaeffer, basada en el trabajo duro, rezos y cantos, y sus miembros sólo hablaban alemán (lo que aseguraba un mayor aislamiento). La vida en la secta consistía en trabajar en los campos, cantar y rezar; las parejas no estaban bien vistas y si éstas tenían hijos eran separados de sus padres y criados por la comunidad en su conjunto. El sexo era algo tabú, excepto para su líder que aprovechaba la escuela y el hospital, que también prestaba servicios a las comunidades cercanas, como una fuente de niños a los que "educar" a su manera. Tanto los niños nacidos en la secta, como los adoptados de los alrededores, vivían en una gran casa, y el líder se ocupaba personalmente de su "educación".

Los campesinos alemanes
A pesar de vivir como campesinos alemanes de principios del siglo veinte, disponían de helicópteros y modernas medidas de vigilancia (como sensores de movimiento). Otra característica de Villa Baviera, y quizá la que le permitió sobrevivir tantos años como un país aparte, fue la colaboración y cercanía con el régimen militar del dictador Augusto Pinochet. Se dice que entre campos trabajados con eficiencia germana había un centro de tortura, al que llegaron muchos detenidos de la dictadura que, posteriormente, desaparecieron. Algunos de los ministros del régimen participaban en una asociación de amigos de Villa Baviera. Esa cercanía con el poder permitió que Schaeffer escapara de la orden de detención por abusos sexuales a menores que la justicia chilena había dictado. Se rumorea que sus "importantes contactos" les avisaban cuando la policía iba a entrar a buscarlo, dándole tiempo a esconderse.
Pero no sólo en Chile estaban hartos de Paul Schaeffer, ya que éste también cobraba las pensiones de los ciudadanos alemanes residentes en la secta. Cuando alguno de ellos fallecía, la secta olvidaba notificar a las autoridades y seguía cobrando la suculenta pensión como si nada. Ahora los miembros se encuentran pagando los gastos judiciales de su desaparecido líder, sin pensiones y sin apoyo del gobierno chileno. Algunos han vuelto a Alemania y otros intentan seguir subsistiendo en la finca a la que ahora intentan promocionar como un centro para practicar turismo rural.

Veinte años de cárcel para el líder de Colonia Dignidad (adegüello, julio 2006)




Ponga un hechicero en su vida y acabe con ella


Esther.
Casi todas las historias de brujos asesinados en África son surrealistas, pero ésta supera a la media. Obeahon Oyakhire, un hombre de Ozalla (estado de Edo, Nigeria), llamó a un hechicero- curandero para que solucionara los problemas de sus hijos que, según parece, no eran tan espabilados como otros niños del pueblo.
El hechicero resolvió que el propio Obeahon era el problema de su descendencia porque era mago. Sorprendentemente, el padre reconoció que se dedicaba a la magia e identificó a compañeros de rituales. El hechicero, apoyado por algunas autoridades del pueblo, decidió en noviembre que los magos identificados debían beber un brebaje capaz de desenmascarar a los amigos de lo oculto. Se supone que la bebida mata a los magos y es inofensiva para la gente normal (el hechicero dice que sólo les produce vómitos). Los 25 sospechosos fallecieron (27, según otras fuentes). Ésta es la versión que dio Ewon Obi Ailemen, un príncipe de Ozalla, al diario nigeriano The News. La otra opción que tenían los fallecidos era arder porque negarte a beber la pócima significa que indudablemente eres un mago.
Por su parte, Su Alteza Real R.H.U. Omijeh, un dirigente de la zona, dijo en el diario Vanguard (de Nigeria) que se trataba de un ejercicio de verificación de brujería necesario, porque en los últimos cinco años habían muerto veinte jóvenes del pueblo misteriosamente. Asimismo, añadió que se habían decantado por la forma tradicional de solucionar problemas, para evitar que se repitieran los incidentes de 2002 (cuando un grupo de jóvenes se dedicó a linchar a los magos y a quemar sus posesiones). Finalmente, Omijeh insistió en que el brebaje no era veneno porque estaba compuesto por simples hierbas del campo preparadas delante del pueblo, según él.
Pero, por otro lado, el gobierno del estado de Edo ha mandado arrestar a un ex policía que participó supuestamente en el ritual y al hechicero, para investigar los hechos.
Está la cosa como para contratar a hechiceros nigerianos.


(Al parecer, en Nigeria ser hechicero- curandero está bien visto, pero ser mago no. Hechicero lo hemos traducido del inglés "witch doctor" y mago de "wizard". Ambos términos se pueden traducir también como brujo, pero en Nigeria debe haber una diferencia muy grande entre estas dos actividades).




Entierran cinco cadáveres en jardín ajeno

Andrea.
En Londres comenzó en diciembre el juicio contra Kenneth Regan, William Horncy y Peter Rees por haber asesinado a los cinco miembros de la familia Chohan, que desapareció misteriosamente en febrero de 2003. Belinda Brewin, propietaria de una finca en Stoodleigh y amiga de Kenneth Regan, fue la que dio la voz de alarma. La mujer había ido a Londres por un muy bien pagado trabajo ofrecido por Regan. Al volver antes de lo previsto, se encontró con Horcy y Rees cavando una enorme zanja en su propiedad. Ellos le dijeron que estaban limpiando su desagüe como "regalo sorpresa". Al ver que la mujer no quedaba muy convencida, los presuntos asesinos volvieron en abril y se llevaron los cadáveres, que habían enterrado supuestamente en su jardín, para tirarlos en el mar. Entonces, Brewin, presintiendo algo extraño, avisó a la policía.
Otra pista que inculpa a los acusados fue una carta de Regan encontrada dentro del calcetín del señor Chohan. Se cree que el hombre, intuyendo que lo iban a matar, escondió la carta, con la esperanza de que la encontraran al analizar su cadáver, implicando así al asesino. La carta estaba fechada un día antes de la desaparición.
El Señor Chohan dirigía una rentable empresa de importación y exportación de frutas que interesaba a Regan, quien pensaba usarla supuestamente como tapadera para el tráfico de drogas. Antes de morir, Chohan fue obligado a firmar un documento cediendo su empresa a su presunto asesino. Unos meses después, se encontraron los cuerpos de Chohan y su mujer en una bahía de la isla de Wight. Los cuerpos de los dos hijos y de la madre de Chohan continúan sin aparecer
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Acusan al Monstruo de Machala de matar en España

Esther.
Gilbert Antonio Chamba Jaramillo, el Monstruo ecuatoriano de Machala, ha sido detenido el 1 de diciembre en Lleida (España) por el asesinato de la estudiante de Derecho María Isabel Bascuñana, de 21 años. La joven había desaparecido el 24 de noviembre y su cadáver apareció dos días después, dentro de una bolsa negra, en el maletero de su coche. Aparentemente, había sido asesinada con una gasa que le rodeaba el cuello.
El Monstruo tiene 43 años y trabajaba como vigilante del aparcamiento de unos multicines, cercano a la Facultad de Derecho en la que estudiaba la víctima. Chamba se ha declarado inocente, y la jueza instructora decretó la prisión provisional a la espera de juicio.
La magistrada también ha imputado a la hermana y a la novia del Monstruo por un delito de encubrimiento. Ambas mujeres declararon como testigos de la defensa, en el juzgado de Instrucción número 2 de Lleida, pero la jueza consideró que podían estar mintiendo y las volvió a citar para declarar como imputadas.


Los crímenes de Machala
El Monstruo había sido condenado en Ecuador a 16 años de cárcel en 1993, por los asesinatos y violaciones de ocho mujeres que le valieron el sobrenombre. Durante el juicio declaró que mataba a mujeres por placer y que después mantenía relaciones sexuales con los cadáveres. Cuando le detuvieron en Ecuador trabajaba como taxista y anteriormente había estado en el ejército. Mató a todas sus víctimas por estrangulamiento, y la única que consiguió salvarse fue una prostituta corpulenta que le identificó.
En 2000 consiguió salir de prisión gracias a un indulto y emigró e España. Un año después se acogió a la regularización por arraigo abierta por el gobierno del Partido Popular. En diciembre se manifestaron 3500 personas en Lleida indignadas porque se hubiera concedido un permiso de residencia a un asesino en serie.

Condenan al "Monstruo de Machala" por asesinato (adegüello, enero 2007)




Caníbal por despecho

Juanma.
Gumaro de Dios Arias, "el Caníbal Caribeño", no soporta que rechacen sus proposiciones. Un pobre muchacho que se negó a mantener relaciones homosexuales con él pagó con su vida y encima fue devorado.
La policía detuvo a Gumaro el lunes 13 de diciembre en Cancún (México), al encontrarlo dormido en un barracón, al lado de un cadáver destripado y descarnado. Gumaro confesó su crimen, cometido el viernes anterior, y alegó que siempre había querido saber a qué sabía la carne humana. Por eso, después de matar al desdeñoso a ladrillazos, se dispuso a cocinarlo.
Gumaro puede tener un pronto peligroso cuando se le contraría, pero una vez que te mata, hay que reconocer que es muy meticuloso en la cuestión gastronómica: colgó el cadáver cabeza abajo para desangrarlo, le sacó las vísceras, lo despiezó y procedió a asar en una parrilla el corazón, unas costillas y un riñón. También se hizo un caldo con las vísceras y sacó filetes del muslo izquierdo, que preparó con una salsa de chiles verdes, cebolla y tomate. En una hilera de tarros tenía preparadas otras salsas para condimentar a la víctima.
Todo este trabajo le ocupó el fin de semana entero. Al final, el sueño pudo con él, y Gumaro se quedó dormido al lado del cadáver, hasta que fue encontrado y detenido. Un avispado portavoz de la policía ha declarado que no se descarta que Gumaro tenga perturbadas sus facultades mentales.




Condenan al sadomasoquista canario por homicidio

Esther. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria (España) ha condenado en noviembre a Eufemiano Fuentes a una pena de doce años de cárcel, inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena, al pago de la cuarta parte de las costas procesales y a pagar una indemnización a los herederos de la víctima de 72.000 euros, por un delito de homicidio con una atenuante por drogadicción por la muerte de María del Carmen Diepa, en el caso conocido como el "Crimen del Contenedor". Juan Andrés Medina y Antonio Carmelo Sánchez han sido condenados a tres años de cárcel, inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, al pago de una cuarta parte de las costas procesales y a pagar una indemnización de 24.000 euros cada uno, por un delito de encubrimiento.
Por otro lado, el Alto Tribunal ha absuelto al procesado Alberto B.J, que también estaba acusado de un delito de asesinato.

Hechos probados
La sentencia consideró probado que Eufemiano quería mantener una relación sexual sadomasoquista con tres prostitutas, a cambio de pagarles 5.000 pesetas (30 euros) a cada una. Y, con esta intención, entró en contacto con la fallecida y otras dos prostitutas (mujeres 1 y 2) a última hora del día 7 o a primera hora del 8 de enero de 1994, a través de Juan Andrés ("que mantenía relaciones de protección con otras chicas dedicadas a la prostitución").
Eufemiano se llevó a las tres chicas a un piso de la zona del puerto de Las Palmas, donde consumieron diversos estupefacientes antes de empezar con las prácticas sadomasoquistas. María del Carmen se negó a realizar algunas de las ocurrencias de Eufemiano, que empezó a ponerse agresivo como consecuencia del alto consumo de droga, "quemando con un cigarrillo los pechos y las manos de dos de sus acompañantes, práctica a la que no accedió María del Carmen", según la sentencia. A continuación, el hombre pidió a las prostitutas que le ataran a una silla, y la víctima aprovechó ese momento para cogerle algunos billetes que tenía en un maletín o cartera. Eufemiano se soltó entonces las ataduras y le dio un cabezazo en el rostro a María del Carmen. En ese momento, la mujer 1 intentó huir por un patio de luces y la mujer 2 se escondió en un congelador. El condenado siguió agrediendo a la víctima con un palo u objeto cilíndrico, causándole contusiones en el cráneo y la cara.
Entonces, para desembarazarse del cuerpo, hizo una llamada telefónica, y acudieron a la vivienda Juan Andrés, Antonio Carmelo y una tercera persona no identificada (que, según las conclusiones del Fiscal, era Alberto B.J.). Los tres condenados descuartizaron entonces el cadáver, utilizando un instrumento tipo sierra, y después arrojaron la cabeza, los brazos y una de las piernas, junto con ropa de la fallecida y una camiseta blanca, a un contenedor de basura de la calle Albareda de Las Palmas. El tronco y la otra pierna fueron abandonados días después en la calle López Socas.
La Audiencia ha considerado que los forenses no han podido determinar si la muerte se produjo a consecuencia de los golpes infligidos por Eufemiano o a consecuencia de la decapitación (de la que serían responsables los tres encargados del descuartizamiento). Por ello, se inclina hacia la tesis más favorable para los acusados y condena al sadomasoquista por un delito de homicidio y a los otros dos hombres por encubrimiento. En cuanto a la absolución del cuarto acusado, el Alto Tribunal consideró que no quedó probada la participación de Alberto en los hechos, ya que nadie le reconoció de forma directa y se le relacionó inicialmente con el caso debido a su amistad con Eufemiano. Asimismo, la sentencia señala que "las conversaciones telefónicas de las que se deduce que conoce el hecho (extracto de la Policía) no han sido adveradas por la fe judicial".
Eufemiano, Juan Andrés y Antonio Carmelo estaban privados de libertad provisionalmente desde el 13 de diciembre de 2002 y Alberto estaba actualmente en libertad provisional, tras haber estado encarcelado entre el 13 de diciembre de 2002 y el 28 de julio de 2003.

Las Palmas celebra el juicio de la prostituta decapitada (Adegüello, noviembre 2004)
Sentencia íntegra publicada en el diario Canarias 7 ( Archivo .pdf )
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El "Loco del Martillo" confiesa siete crímenes

Esther.
Una tarde de diciembre, Fidel Nina Mamani fue a comprar herramientas de segunda mano a casa de Alex Maquera, un estudiante de medicina de 25 años, en Tacna (Perú) y nunca regresó. Su esposa avisó a la policía esa misma noche. Los agentes fueron a interrogar a Maquera y se lo encontraron con un cuchillo, un machete, un afilador y un martillo. Tras registrar el domicilio, encontraron también el cadáver del desaparecido. Maquera confesó que atacó al comprador con un martillo y que después lo estranguló para robarle. Cuando llegaron los policías se disponía a descuartizar el cadáver.
Ya en comisaría, el "Loco del Martillo" confesó haber matado en marzo de 2004 a su hermana, su cuñado, sus tres sobrinos y a una niña de trece años emparentada con la familia. Según su versión, necesitaba dinero y decidió robarle los ahorros a la hermana. La mató a martillazos y después le cortó la yugular. A continuación, subió al dormitorio donde se encontraba su cuñado y lo mató a martillazos y cuchilladas. Cogió el dinero de la habitación y decidió que debía matar también a sus sobrinos "porque ellos extrañarían a sus padres y yo no podía permitirlo", según sus palabras recogidas en el periódico La República.
Haciendo, una vez más, alarde de su enorme consideración, esperó a que amaneciera y entonces atacó a cuchillo y martillo a todos los sobrinos y a la niña, a la que además violó mientras agonizaba.
Después, contrató a unos obreros para que cavaran una fosa y allí enterró los seis cadáveres. También se ocupó de escribir cartas a otros familiares haciéndose pasar por su hermana para ocultar su desaparición. La policía sospecha que puede ser el autor de otros
crímenes.