Un millar de estafados con "la inversión inteligente"
Esther.
La policía detuvo en septiembre a seis miembros de la directiva
de la empresa Riviera Coast Invest S.L. en el aeropuerto de El Altet de
Alicante (España) cuando intentaban abandonar el país en
un vuelo privado con destino a Casablanca (Marruecos).
Los detenidos vendían estudios y apartamentos en complejos residenciales
situados en Alicante, Murcia, Granada y Málaga con el compromiso
de alquilarlos y dar al inversor una rentabilidad anual del siete por
ciento sobre el precio de compra, durante un periodo de diez años.
La inversión estaba garantizada porque, según ellos, el
cliente adquiría también una propiedad inmobiliaria. Era
"la inversión inteligente", según lo definían
sus promotores. El problema es que sólo se llegó a construir
una promoción en Alicante y que algunos de los estudios los vendieron
con cargas hipotecarias. Se calcula que puede haber más de un millar
de afectados a los que supuestamente estafaron cerca de 60 millones de
euros y numerosos proveedores y constructores que no han cobrado por sus
servicios, llevando a algunos a la quiebra.
En su web http://www.rivierainvest.es anuncian que su objetivo es "liderar
en España el sector de la promoción y gestión de
complejos residenciales temáticos con rentabilidad garantizada".
Decían que su actividad consistía en la "compra, construcción
y comercialización de complejos residenciales temáticos
destinados al colectivo universitario (Ulyss), a las personas mayores
válidas (Jardines del Edén), a los ejecutivos (Business
City), y al turismo (Delfín)". Se suponía que los estudios
para universitarios iban a estar "ubicados en las proximidades o
excelentemente comunicados con los Campus Universitarios más importantes
de España", los complejos residenciales 'alto standing' para
personas mayores no dependientes, "en enclaves y entornos privilegiados
del litoral y de las ciudades más importantes de España"
y los complejos residenciales turísticos, "en enclaves privilegiados
de la geografía española".
Acusan
a la Cienciología de fraude
Ron
Hubbard es el fundador de la Cienciología
Andrea.
La iglesia de la cienciología está siendo juzgada en Francia
por "fraude organizado". Esta religión o secta fundada
por el escritor de ciencia ficción Ron Hubbard -y que ha logrado
fama mundial por tener entre sus acólitos a varias estrellas de
Hollywood- ya había tenido que responder en Francia ante cargos
similares, de los que fue absuelta.
La mujer que ha presentado la demanda dice que se le acercaron unos cienciólogos
mientras caminaba por París y le ofrecieron un test de personalidad
gratis, y entre una cosa y otra terminó pagándoles más
de 20.000 euros. Por ese módico precio recibió libros, cursos,
un aparato "electromedidor" para medir las fluctuaciones de su
estado mental (que debía estar en un punto bajo aquel día)
y medicamentos recetados ilegalmente. Esto último es una prueba de
hipocresía porque según la cienciología los medicamentos
(especialmente los que recetan los psiquiatras) son muy malos, y sólo
los consejos y productos que ellos ofrecen pueden permitir a las personas
superar sus problemas psicológicos y físicos.
Si prospera la demanda y esta organización -religiosa para unos
y lucrativa operación comercial para otros- es declarada culpable,
podría ser prohibida en Francia que, junto con Alemania, es el
país donde ha enfrentado más rechazo.
Los seguidores de la Cienciología se defienden y dicen que su religión
promueve una relación basada en la comprensión del espíritu
humano, y sobre todo de la cuenta bancaria que acompaña a dicho
espíritu, pues no es frecuente ver a cienciólogos buscando
socios en chabolas o en la cola del paro.
Compran
viviendas en subastas judiciales
Esther. La policía detuvo en julio a dos mujeres en
Valencia y Sevilla acusadas de estafar dos millones de euros a inversores
haciéndoles creer que compraban viviendas en subastas judiciales
a precios más económicos. Se cree que las detenidas formaban
parte de una banda organizada en la que había captadores de inversores
y falsificadores de actas judiciales para hacer creer a las víctimas
que se habían adjudicado pisos en subastas.
Premios para asistentas por contestar al teléfono
Les
dicen que les ha tocado un coche
Andrea.
Una nueva modalidad del crimen inventado por presos chilenos que se aburren
en la cárcel mientras cumplen condena es la conocida como "estafa
de las promotoras". Unas señoritas se hacen pasar por azafatas
de los varios concursos que pueblan la programación de la televisión
chilena y anuncian por teléfono a la afortunada ganadora que acaba
de ganar un coche o una casa. Las víctimas preferidas son mujeres
que trabajan como asistentas en hogares acomodados. Para hacer efectivo
el premio, tienen que firmar un papel que les van a llevar personalmente
las azafatas dentro de media hora, pero no pueden contar nada a nadie hasta
que no firmen en papel o en caso contrario perderán el premio. La
ilusionada asistenta del hogar se queda de piedra cuando las señoritas
a las que deja entrar sacan un arma y la amenazan si no les ayuda a llevarse
todo. Según la policía chilena, todo lo organiza por teléfono
móvil un grupo de presos desde la cárcel de alta seguridad
de Colina, a las afueras de Santiago de Chile.