El fabuloso billete falso con una sola cara

Newton persiguió a falsificadores
Juanma. Una tal Leah R. Jarolimek, de 21 años, residente en Cedar Grove (Wisconsin, EE.UU.), se está jugando tres años de prisión y una multa de 10.000 dólares USA por intentar comprar patatas fritas y tabaco en una gasolinera con un billete falso de 20 dólares. La posible pena parece desproporcionada, pero estamos de acuerdo en que hay que cortar las alas a determinados chapuceros que dejan en entredicho la noble profesión de falsificador de moneda. En tiempos de Newton (que se dedicó a perseguirlos como director de la Casa de la Moneda Inglesa), los falsificadores se jugaban la vida, y eso hacía que se esmeraran en perfeccionar su oficio. Ahora la juventud parece pensar que todo está chupado. Pues no, señor.
¿Por qué nos ensañamos tanto con la pobre Leah? Porque no se limitó a intentar pagar con un billete falso, sino que, despreciando todas las reglas del engaño plausible, intentó colocar un billete impreso por una sola cara. La cajera de la gasolinera notó algo raro en el tacto del billete y, al darle la vuelta, comprobó con asombro que el reverso estaba en blanco.
No termina aquí la serie de chapuzas. Leah había presentado su carnet de conducir para demostrar que tenía edad legal para comprar tabaco. Cuando la cajera descubrió el pufo del billete, un hombre entró en la tienda diciendo que se trataba de "un accidente o una broma" (¿En qué quedamos? ¿Un accidente o una broma?) y trató de llevarse a la chica. Pero la cajera insistió en que tenía que pagar las patatas porque ya había abierto la bolsa. La pareja dijo que iba al coche a por dinero y salió dejándose el carnet de conducir. La cajera pudo copiar los datos y avisar a la policía.
El billete sólo estaba impreso por un lado
No contenta con su actuación hasta el momento, Leah intentó librarse recurriendo al chivateo. Le dijo a la policía que el billete se lo había dado el hermano de su noviete ocasional. La policía interrogó a dicho hermano, que dijo que había cogido el billete del escritorio de su madre. Como se ve, una atenuante convincente. Dios los cría y el viento los amontona.
Después de todo esto, ¿les parece exagerado que se le dé un susto a esta individua, a ver si desiste? La Asociación de Timadores Profesionales debería personarse en el juicio como acusación particular
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